Me referí a este asunto, en esta columna, días antes de la inauguración del Gobierno del presidente Duque (¿Colombia hará trizas el acuerdo de paz?, 27/7/18). Critiqué las previsiones catastrofistas de que el nuevo Gobierno haría “trizas” los acuerdos. El presidente electo señalaba que, de haber ajustes, estos se harían siguiendo el curso institucional regular. Ninguno de los ajustes, además, afectaba al “corazón” de los acuerdos, cuya esencia, además, había quedado incorporada en la propia Constitución (2017). El suelo, pues, parecía estar tranquilo.

Sin embargo, otros criterios han entrado a tallar impulsando las cosas en una dirección distinta. Eso se desprende de las iniciativas anunciadas la semana pasada por el propio Duque sobre un componente medular de los acuerdos: la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y el contenido de su ley estatutaria (lo que en otros países se denomina ley orgánica).

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